martes, 8 de noviembre de 2011

Otra historia del Cisne con Némesis y Leda


Al respecto, Ángel Ma. Garibay K. (reputado estudioso del mundo heleno), en el diccionario Mitología griega: dioses y héroes (Porrua, 1971), señala unas cuántas historias. Entre las más interesantes encontramos un muy divertido relato en el que Zeus se convierte y reconvierte, sufre varias metamorfosis y, finalmente, Leda aparece como salvadora:

"Zeus, enamorado de Némesis, la iba siguiendo, pero ella se convirtió en pez. El dios se convirtió en castor, que es animal anfibio, y fue en su seguimiento. Ella saltó a la ribera y se fue convirtiendo en diferentes fieras. No pudo, con todo, alejar a Zeus. Al fin, se convirtió en cisne salvaje y el dios también y fue en pos de ella. Némesis fue a refugiarse a casa de Leda y ésta halló un huevo morado en la región húmeda cercana a la playa. Lo llevó a casa y lo guardó en un cofre. Al poco tiempo de él nació Helena".

Fuentes de este mito: Ateneo, Apolodoro, III.


Némesis y Zeus

Leda y los ilustradores II


Hay artistas, ilustradores, creadores de mundos que nos han seducido a primera vista, nos pasó con Nicolleta, hoy con Simona Candini. Ver sus cuadros es amarlos desde el primer momento, nos dejamos seducir por tan dulce mundo gótico, por cada respiro de juvenil rebeldía... La artista crea y recrea todos los estilos, los movimientos, los cuadros famosos y le da ese toque mágico, ese estilo tan particular. Nos dejamos seducir -es que seducción es el mejor adjetivo- por este jugueteo incesante con el que recrea las obras de los maestros Rafael -con una gótica recreación de los ángeles de la Madonna Sistina-, con una graciosa representación del nacimiento de Venus de Botticelli en The Birth of Venus, o con la presencia de nuestra Leda con su Cisne -que sospechamos de Cezanne-. Es hermoso enamorarse al observar cómo la fantasía, lo gótico (en su estado más dulce y adorable) y el pop art nos invitan a jugar, a la rebeldía, a volver a ser adolescentes...


Simona Candini


Más de la artista: aquí

lunes, 7 de noviembre de 2011

Otro soneto para Leda




Leda


de Francisco Álvarez Hidalgo

Era tan bello el cisne…
Se movía
con esbeltez de recta, y galanura
de celeste parábola, figura
de casi un dios en gracia y osadía.

Desplegando las alas me envolvía
en abrazo sensual. Mi vestidura
deslizóse a los pies, y en mi cintura
sus plumas eran lúbrica agonía.

Nunca entendí el enigma complaciente
de su penetración, tan diferente
de cuanto siempre hubiera imaginado.

Tuvo que ser un dios, exuberante,
volcán en erupción, fibra de amante,
quien a mi carne se quedó clavado.

Soneto Nº 2525


Más del autor: aquí



Fran Recacha

viernes, 4 de noviembre de 2011

Otra historia sobre el Cisne, que no va con Leda


Karl Kerényi en su libro Los Dioses de los Griegos (Monteavila Editores, 1999) nos deja varias historias de cómo, según los antiguos, el huevo llega hasta Leda. En la primera de estas, que acá mostraremos, no hay encuentros sexuales de Leda con el Cisne, al contrario, Leda tiene una actuación bastante secundaria y apenas es como una especie de vientre en alquiler. La verdad, no nos gusta, pero son mitos muy antiguos y cada historia es interpretada según el erudito del momento. A continuación la historia, un poco modificada por nosotros:

Zeus, inocente de todo, iba por allí tranquilamente paseándose por un río, metamorfoseado en cisne, pero sólo por pura diversión. Un águila que por allí pasaba lo vio y pensó: qué cisne tan bonito, lo cazaré. El Cisne aterrado, que a veces es sensible, huyó y se refugió en la casa de Némesis (Diosa de la justicia, de la justa venganza).

Zeus al verla, no lo dudó ni por un minuto y de cazado se convirtió en cazador, sacó todas las artes que Venus le enseñó, y sedujo a la Justa Venganza, es decir, a Némesis. Según cuenta Higinio, el erudito escritor hispano-latino, después de que Zeus yació con Némesis, ésta expulsó un huevo, al que Hermes -mensajero de los dioses- diligentemente llevó sin rumbo fijo y de repente ¡oh, sorpresa! se topó con Leda, quien con sus piernas abiertas aguardaba en un salón no se sabe qué. Según Higinio de ese huevo sólo nació Helena. Para recordar todos estos extraños sucesos, Zeus tomó al águila y al cisne y los honró entre las constelaciones.

Fuentes de esta versión: Higinio, Astronomía, cap. II.

Arthur Murch

Un viernes con Leditis.. Michael Cunliffe



Nos encanta que nos sorprendas con Ledas y más Ledas... cuando un artista hace de nuestra pareja olímpica y adúltera pareja... lo sentimos por Tindáreo, pero la verdad nos encanta... Un artista más que cae bajo el influjo de nuestra Leda y nuestro, muy nuestro, Cisne....
Más de Michael Cunliffe: aquí





















miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los cantos homéricos en honor a los hijos de Leda y Zeus


Aunque Homero, el sempiterno aedo, no hace referencias tan directas como quisiéramos a la leyenda de Leda y el Cisne ni en la Ilíada ni en la Odisea, curioseando nos topamos con una traducción de los Himnos Homéricos de Luis Segalá y Estalella que, sin embargo, hacer un breve guiño para alavar a los Dióscuros Póllux y Castor, a su divinal nacimiento y al don de los Dióscuros para rescatar a los nautas perdidos. He aquí, una de las piezas más hermosas de los Himnos Homéricos:


"Habládme, oh Musas de ojos vivos, de los Dióscuros Tindáreos, hijos preclaros de Leda, la de hermosos tobillos, -Castor, domador de caballos y el irreprensible Polideuces, -a los cuales aquélla, habiéndose unido amorosamente con el Cronión, el de las sombrías nubes, dio a luz bajo la cumbre del gran monte Taigeto para que fueran salvadores de los hombres terrestres y de las naves del curso rápido cuando las tempestades invernales arrecian en el implacable ponto. Entonces, los que navegan invocan suplicantes a los hijos del gran Zeus y, subiendo a la parte más alta de la popa, les ofrecen blancos corderos. Y cuando ya el fuerte viento y las olas del mar empiezan a sumergir la nave, aparecen repentinamente los Dioscuros, lanzándose a través del éter con sus alas doradas, y en seguida calman los torbellinos de los terribles vientos y allanan las olas en el piélago del blanco mar, hermosos señales de su trabajo en favor de los marineros; quienes, al notarlo, se alegran y ponen fin a su penosa labor.

Salud, Tindáridas, cabalgadores de rápidos corceles; más yo me acordaré de vosotros y de otro canto".


Pollux
Ray Caesar



Castor
Ray Caesar



Anna Mumaw