viernes, 28 de octubre de 2011

En la Luna de Leda de algún poema suelto


Soneto Lunario

Miguel Hernández

Echa la luna, en pandos aguaceros,
vahos de luz, que los árboles azulan
desde el éter goteado de luceros.
…En las eras, los grillos estridulan
Con perfumes armónicas, pululan
por las brisas por el campo.

En los senderos
verdean los lagartos y se
ondulan
y silban los reptiles traicioneros
oigo un rumor de pasos…
-¿quién se acerca?
¡Desnuda una mujer!
Su serenata
quiebra el grillo
El lagarto huye.
Se enrolla
el silbeante reptil.

Y en una alberca
-arcón donde la luna es tul de plata-
cae la Leda lunar como una joya.

Bianca Consiglio



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Miguel Hernández. Poeta telúrico y universal, campesino y militante, nació en Orihuela en 1910. Desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia amorosa del poeta. Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura. De su compromiso militante surgen muchos problemas. Su amigo Cossío se ofreció a acoger al poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela, donde corría peligro, por lo que decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Huelva. La policía de Salazar lo entregó a la Guardia Civill. Cuando está en prisión su mujer, Josefina Manresa, le envía una carta que dice que sólo tenía pan y cebolla para comer; el poeta compone en respuesta las "Nanas de la cebolla". Desde la cárcel de Sevilla lo trasladaron al penal de la calle Torrijos en Madrid (hoy calle del Conde de Peñalver), de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939. Vuelto a Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández, amigo de la juventud y vicario general de la Diócesis de Orihuela, intercedieron por él, conmutándosele la pena de muerte por la de treinta años. Fue trasladado a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y en noviembre al Penal de Ocaña (Toledo). En 1941 fue llevado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que Vicente Aleixandre compuso un poema. Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo. «Cancionero y romancero de ausencias» fue su última obra. En abril, Francisco Franco declaró concluida la guerra y se había terminado de imprimir en Valencia "El hombre acecha". Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista, presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981. Actualmente sus restos mortales reposan en una sepultura del mismo cementerio, junto a los de su mujer Josefina Manresa y su hijo. La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de España denegó la posibilidad de un Recurso extraordinario de revisión (aún no redactado) de la condena solicitado por la familia, al considerar que la misma fue impuesta por motivos ideológicos o políticos y que ya quedó anulada con la Ley de Memoria Histórica que declaró este tipo de condenas como radicalmente injustas e ilegítimas.

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