jueves, 13 de noviembre de 2008

Leda también baila


La pintura, la escultura, la literatura, la astronomía (que iluminó a los hombres a través de Urania, la musa científica, hija de Zeus), entre otras artes y ciencias, en épocas remotas y contemporáneas han hecho del encuentro de Leda con el Olímpico Cisne una fuente inagotable de inspiración, suposiciones, búsqueda y justificación.

La danza, con su musa Terpsícore (Τερψιχόρη), no podía ser una de las bellas artes que se quedara sin brindarle su tributo a la unión del cisne Olímpico con la reina. Así es como en 1978, el coreógrafo francés Maurice Béjart estrena en el Théâtre Royal de la Monnaie, en Bruselas, la simbólica, apasionada y sensual coreografía Leda.
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Esta obra fue montada especialmente para que la interpretara Maïa Plisetskaya, junto al argentino Jorge Donn, amante del apasionado (como el cisne) Béjart. Un fragmento de la interpretación:

Maurice Béjart. Falleció el 22 de noviembre de 2007, a los 80 años, en un hospital suizo. Nació en Marsella el 1 de enero de 1927, hijo del filósofo y ensayista Gaston Berger, estudioso de China y de las filosofías orientales. Empezó a estudiar ballet en una escuela local marsellesa, antes de trasladarse a París. Allí tomó clases con Lubov Egorova, Madame Rousanne y Nora Kiss, haciendo sus primeros viajes a Londres para estudiar con Vera Volkova. En 1946, Léo Staats le abre las puertas de sus cursos en París y comienza a bailar como solista y partenaire ocasional de Solange Schwarz, Janine Charrat e Ivette Chauviré. Entres sus coreografías más famosas se encuentran: Symphonie pour un homme seul, una versión de La consagración de la primavera, Le Presbytère, Canción del compañero errante, Nijinski clown de dios, Nuestro Fausto, El pájaro de fuego y La noche oscura.

2 comentarios:

  1. Como para perder el ritmo:

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Existe/sistema/solar/elpepusoc/20081114elpepisoc_6/Tes

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  2. Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas / den a las frentes pálidas sus caricias más puras /
    y alejen vuestras blancas figuras pintorescas / de nuestras mentes tristes las ideas oscuras.

    Rubén Darío

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